jueves, 10 de septiembre de 2015

Otro paseo por Francia. Parte I

Ha pasado mucho tiempo desde que escribí la última vez en el blog. Han pasado grandes cosas como la victoria del Athletic en la supercopa que celebré a lo grande, pero no he encontrado el tiempo para contároslo.

Como la experiencia en semana santa fue muy positiva, en verano hemos decidido volver al país de un queso para cada día, allí me permiten entrar en los restaurantes y tengo muchos jardines para marcar y cantidad de flores para oler.

Lo peor del viaje han sido los viajes en la lata con ruedas y escuchar a mis dueños quejarse de los continuos peajes, por lo menos parábamos a menudo en las inmensas áreas de descanso de las autoroutes. 

El primer sitio donde paramos fue Burdeos, y la verdad que empezamos bien, me gustó mucho porque había muchas zonas de paseo donde parar a levantar la pata y también muchas terrazas donde tomarnos algo (mientras mis dueños se toman algo, a mi me suelen dar galletas, con qué envidia me miran otros perros :p). Algunas calles estaban realmente llenas de gente y hasta costaba esquivar piernas por aquí, por allá... se nota la temporada alta. Tuvimos que parar unas cuantas veces a beber agua y afortunadamente encontramos muchas fuentes donde llenar el depósito de marcar, y menos mal porque el sol pegaba bastante y la lengua me colgaba casi tanto como las orejas. Por supuesto, hubo cantidad de gente que me recordó que hay basset hounds que se ganan la vida con la publicidad y no paré de escuchar "rastreators" y  "télé Z" pero ya quisieran esos tener mi cuerpo esbelto! Por la tarde en el paseo alrededor del río Garona había un montón de gente metiéndose en un curioso charco llamado "el espejo del agua" donde yo también me refresqué, sobre todo cuando salía una especie de niebla fina, que casi ni mojaba, pero refrescaba un montón.

Sol, calor y un charco enorme en Burdeos: ¡Perfecto!


No tuvimos tanta suerte el segundo día donde seguimos nuestro camino hacia el valle del Loira. La siguiente parada: Richelieu, teníamos muchas ganas de visitar su parque, en el que además me dejaban entrar atado pero debido al viento estaba cerrado, una verdadera lástima porque parecía un sitio ideal para marcarlo como "territorio Sugus". Seguro que la culpa la tenía el malvado cardenal, mira que me caía mal en los mosqueperros....

Cardenal Richelieu, ¡me vengaré en mi próxima visita!
Así que nada, carretera y manta como dice el refrán. Continuamos el viaje hacia Azay-le-Rideau, donde el parque también estaba cerrado por el viento, por lo menos pude ver el pueblo, aquí tienen flores por todos lados! No hay que olvidar también lo ricos que estaban los croissants, aunque sólo puedo decir lo bien que olían a mantequilla porque no me han dado ni un cachito, apenas he probado las migajas que se les caían a los glotones de mis dueños.

¿tú qué miras?
Otro ejemplo más de lo bonitos que son los jardines franceses es el palacio de Villandry, la traducción exacta sería castillo, pero realmente son palacios ya que no tienen pinta de muy militares, a no ser que pensasen parar los ataques y asedios a base de flores. Es de valorar el buen hacer de los franceses en dejarnos pasear por todos estos sitios, una muestra de que confían en que nos portemos bien (y si no ahí están los dueños para civilizarnos).
Villandry, anda que no gastarán en jardineros...

Hasta aquí llega esta primera entrega de mis periplos por Francia, prometo no demorar mucho la siguiente entrega!